IADEF participó del tercer capítulo de la serie de La Nación «Manual de Emprendedores», en el que se exploraron algunas claves para elegir al socio adecuado, formalizar el vínculo y evitar conflictos.
¿Emprender con amigos, familiares o en solitario? Muchas veces, para que un emprendimiento crezca se necesita alguien más y un socio puede aportar capital, conocimientos y una red de contactos valiosa, más allá de convertirse en un compañero de ruta. Sin embargo, es una decisión que no puede quedar librada al entusiasmo inicial, la amistad o al vínculo familiar. Se trata de una decisión estratégica que puede marcar la viabilidad del negocio en el largo plazo y, para que la relación funcione, demanda que haya acuerdos por escrito.
En líneas generales, un buen socio es aquel con el que se comparten los mismos valores, pero también es quien tiene un perfil complementario. Cuando los dos socios son muy parecidos, puede llegar a darse una superposición de roles que provoque peleas o ineficiencias. En cambio, cuando son perfiles complementarios, cada uno aporta valor a la compañía desde su lugar.
“Para que una sociedad funcione, para mí es vital tener en claro las divisiones de las tareas, que cada uno se ocupe de lo que más sabe. Y algo más importante que eso, que lo fui aprendiendo con el tiempo: hoy priorizo a las personas sobre el proyecto. Es decir, hay proyectos que en la teoría son muy atractivos desde lo económico, pero que por ahí tenés enfrente a alguien con quien no tenés feeling o no te gustan sus formas, o al revés. Después de muchas sociedades, lo más importante termina y arranca por elegir correctamente al socio, que sea alguien con quien te entendés, que entiende la cultura de lo que estás planteando, que sabés que te va a acompañar en las buenas y, lo más importante, cuando hay que remar el proyecto“, sumó Sebastián Ríos, quien dirige el grupo gastronómico RE, que opera marcas como Almacén de Pizzas, Juan Valdez Café y Camorra.
“Tengo que establecer algo sobre el divorcio, la muerte, la incapacidad. Son todos temas feos para el emprendedor, pero lo peor que puede hacer es no tratar estos temas en sus estatutos, en sus acuerdos de socios, decir qué va a pasar frente a estas situaciones o algo tan simple como que alguien se quiera ir del negocio. Muchas veces, eso que no se prevé es una situación catastrófica para un emprendimiento y esto es simple de prever, es establecerlo en las cláusulas», explicó el abogado Marcelo Alejandro David, magíster en Derecho Empresario y consultor del Instituto Argentino de la Empresa Familiar (IADEF).
Fuente: La Nación