El dinero y el significado de la vida
El título es de un libro del filósofo y erudito Jacob Needleman, escrito en el siglo pasado, más precisamente en el año 1991. La referencia me impactó mucho en ese momento y su relectura, me llevó a considerarlo muy actual, además de ser uno de los mejores estudios integrales de nuestra relación con el dinero. Otro motivo para abordar el tema es verificar que el mercado ha destacado programas, conferencias e innumerables enfoques sobre el tema de la llamada «educación financiera».
La pandemia ha colocado el tema con la misma relevancia que otros como salud, trastornos emocionales, tecnología, empleo, vida familiar, bajos ingresos, desequilibrio social, educación infantil, aumento de pobreza, etc.
Vale la pena señalar que el autor no discute la mera cuestión del dinero y sus diferentes usos, sino el profundo significado que produce en nuestras vidas. A menudo, al compararlo con la variable ‘tiempo’, que tambien se acumula y es transitorio (de hecho, los relacionamos en el dicho popular ‘el tiempo es dinero’), podemos ver que ambos impactan nuestra vida, ya sea personal, profesional o colectiva.
Médicos, clérigos, psiquiatras, consejeros profesionales, entre otros, están en la categoría de profesionales que son muy solicitados para ayudar al ser humano en sus dilemas existenciales. Ahora también debemos agregar al contador, inspector de impuestos sobre la renta, corredor financiero, etc.
Según el autor, «cuando veo los registros financieros de alguien, o la falta de ellos, llego a saber más sobre esta persona de lo que pretendo. Veo las mentiras, sus contradicciones, sus hipocresías, sus anhelos sexuales, sus odios e insignificancia, sus fenomenales crueldades, su egoísmo…» Y me pregunto hasta qué punto el dinero se convierte en un instrumento de expresión emocional en esta sociedad solitaria, incluso en el lenguaje de las emociones.
La importancia del dinero en el contexto de la pandemia
Mientras que en la actualidad la crisis de Covid ha producido una explosión de pobreza, en paralelo, con la creciente concentración de ingresos, se da un aumento en el número de millonarios y una reducción significativa de la llamada clase media, provocada entre otras causas, a la alta tasa de desempleo.
También expuso a una sociedad no preparada para administrar sus ingresos, algunos con perspectiva del futuro, y muchos todavía sin reserva para emergencias, desempleo o jubilación. En momentos como este, y especialmente personas que han adoptado como filosofía de la vida la idea «que el dinero compra todo», tuvieron que hacer un repaso de esta forma de ver la vida.
Según el autor “lo único que el dinero no puede comprar es el significado. La fuente definitiva de toda actividad humana, de toda función humana, es una fuerza más allá del ego. El dinero no puede llegar tan lejos, pero todo lo demás está a su alcance».
De todos modos, podemos decir que nuestra relación con el dinero es una de las formas, no la única, de cómo podemos llevar a cabo nuestro proyecto de vida. Estas reflexiones apuntan nada más a provocar acciones concretas en la relación que cada uno tiene con el dinero. Ya sea desde la perspectiva individual, en la educación de sus familias y como estímulo para un sistema educativo que nos prepare mejor para ese desafío. Y de por vida.
